Cada año son más las personas que sufren de obesidad; una enfermedad crónica que es la puerta de entrada para otras enfermedades, como la hipertensión arterial y la diabetes. Además, constituye el quinto factor de riesgo de muerte en el mundo.
De hecho, según datos de la última Encuesta Nacional de Salud (2016-2017) de nuestro país, el 39% de la población chilena tiene sobrepeso y el 34% vive con obesidad. Por otro lado, un informe realizado por la Federación Mundial de la Obesidad ―presentado ante las Naciones Unidas― proyecta que más de la mitad de la población mundial padecerá de sobrepeso u obesidad hacia el 2035; para ese año se estima que en Chile el 43% de los adultos del país será obeso.
A lo anterior se suma un estudio de la Universidad de Oxford, que dejó a Chile en la posición 34 de los países con mayor obesidad a nivel mundial; y también la data de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que establece que el 67% de nuestra población ―mayor a 15 años― sufre de sobrepeso u obesidad, posicionando a Chile en el tercer lugar de este grupo, después de México (74%) y Estados Unidos (73%).
Con estas demoledoras cifras, resulta clave entender en qué consiste la obesidad. Stephanie Kremer, experta en nutrición de Clínica INDISA, explica que se trata de “la presencia de una cantidad excesiva de grasa corporal, significando un riesgo para la salud, sobre todo cuando está acumulada a nivel visceral (abdominal). Es el producto de un balance calórico positivo, ya sea por un elevado aporte energético o por una reducción de gasto energético”.
¿Cuáles son las principales causas de la obesidad?
• Alimentación “desequilibrada”: ingesta excesiva de alimentos ricos en energía como comida rápida, alimentos ricos en azúcares y grasas saturadas – pueden contribuir al aumento de peso.
• Calorías líquidas: las personas no se dan cuenta de la cantidad de calorías que pueden ingerir a través de diferentes bebidas, especialmente las calorías provenientes del alcohol y las bebidas azucaradas.
• Sedentarismo: un estilo de vida sedentario contribuye al aumento de peso. Mirar las pantallas de computadoras, teléfonos, tablets, son actividades sedentarias; la cantidad de horas que pasan las personas frente a una pantalla está asociado con el aumento de peso y además a tener más riesgo de padecer resistencia a la insulina, entre otros. Por esto es importante intentar moverse lo que más pueda durante el día. Puedes comenzar con pequeños cambios como subir y bajar escaleras, salir a caminar todos los días al menos 20 min, pasear a las mascotas, iniciar un deporte, entre otras actividades.
Las principales personas que se pueden ver afectadas son adolescentes y adultos que tienen una vida sedentaria y mantienen una dieta inadecuada. También es importante destacar que los adolescentes que tienen mayores probabilidades de sufrir este trastorno son aquellos cuyos familiares más cercanos, como sus padres, son obesos.
¿Qué problemas trae para la salud?
Los pacientes con obesidad tienen más probabilidades de desarrollar ciertas enfermedades potencialmente graves, tales como:
• Enfermedad cardíaca y accidentes cerebrovasculares: Esta condición aumenta las probabilidades de sufrir hipertensión arterial y niveles anormales de colesterol.
• Diabetes tipo 2: La obesidad puede afectar la manera en que el cuerpo utiliza la insulina para controlar los niveles de glucosa en la sangre, aumentando el riesgo de resistencia a la insulina y de diabetes.
• Cáncer: Puede aumentar el riesgo de cáncer uterino, cuello del útero, endometrio, colon, recto, esófago, riñón y de próstata, entre otros.
• Apnea del sueño: Es más probable que una persona con obesidad desarrolle apnea del sueño, trastorno donde la respiración se detiene y se reanuda de forma repentina durante el sueño.
• Artrosis: La obesidad aumenta la presión ejercida sobre las articulaciones con carga completa del peso corporal, además de facilitar la inflamación dentro del cuerpo.
Calidad de vida
Lamentablemente, por causa de esta enfermedad la calidad de vida de quien la padece se ve afectada de manera general, sobre todo en la movilidad del día a día, perjudicando también su vida social y salud mental. Esto puede provocar:
• Depresión
• Discapacidad
• Aislamiento social
• Vergüenza o remordimiento
• Menor rendimiento académico o laboral
Resulta sumamente importante que los padres puedan inculcarles buenos hábitos alimenticios a sus hijos desde temprana edad, ya que será una excelente forma de que desarrollen de manera efectiva hábitos saludables y los mantengan a lo largo de los años.
En concreto, ¿qué se puede hacer para prevenir la obesidad? “Tratar que la alimentación sea variada y equilibrada, incorporando frutas y verduras de todos los colores para acostumbrar a los niños al sabor de estos alimentos. Además de incentivarlos a que prioricen el agua antes de jugos o bebidas, y si es así el caso que sean productos sin azúcar”, afirma Stephanie Kremer.
Por otra parte, existen tres pilares fundamentales para tratar la obesidad:
• Ordenar horarios de alimentación, evitando el “picoteo” entre comidas y si es su caso, disminuir las porciones de alimentos. Junto con lo anterior, es recomendable aumentar el consumo de verduras en sus principales comidas, para evitar que quede con hambre.
• Realizar ejercicio por lo menos 4 veces por semana.
• Contar con apoyo, motivación y colaboración de la familia.
Es importante que la sociedad preste mayor atención a esta enfermedad, que puede dañar tanto la salud física como sicológica de las personas. El exceso de comida puede cambiar y dar un giro rotundo a la felicidad de una persona, sea niño, adolescente o adulto.
Stephanie Kremer Westermeyer
NUTRICIONISTA - ADULTO
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