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La tranquilidad de nacer en buenas manos
Sabemos que esta puede ser una situación nueva para ti, y en la mayoría de los casos, está llena de preguntas. Para tu tranquilidad, tu equipo médico está para cuidarte en el día a día pero también para enseñarte con lo que te puedes encontrar en este nuevo viaje.
Nuestra Maternidad está centrada en la familia, por eso, te ayudamos y orientamos en el cuidado de tu recién nacido desde el día uno de tu llegada y además, complementamos tu estadía con información útil para que realicen en casa, estimulando el contacto entre ambos.
Hacerlo desde las primeras semanas de vida lo ayuda a fortalecer su cuerpo y a desarrollar sus emociones de manera positiva, al igual que estimula su inteligencia. La razón por la que centramos a la familia, es por la importancia que tiene abrazarlo, sonreírle, hablarle y conectar con tu bebé. Aquí, te dejamos consejos para que aprendas a fortalecer este vínculo a través de ejercicios.
2. Acuéstalo boca arriba. Toma suavemente sus brazos y levántalo hasta sentarlo. Sostenlo con firmeza. Acuéstalo de lado para que se incorpore otra vez. Este ejercicio lo puedes hacer a partir del mes.
3. Boca abajo y sobre una superficie dura, apóyalo sobre sus antebrazos y acaricia su espalda o pasa tus dedos al lado de su columna vertebral, bajando desde el cuello hacia la cadena. Ten en cuenta no hacerlo en sentido contrario.
1. Evita que tenga las manos cerradas por mucho tiempo, frótalas con tus dedos desde el meñique hasta las muñecas suavemente.
2. Para que abra las manos, frota la base de su mano hacia afuera, extendiendo su dedo pulgar.
1. Acuéstalo boca arriba, extiende sus brazos con delicadeza hacia abajo, arriba y los lados, luego crúzalos sobre su pecho. Deja el brazo derecho arriba y el izquierdo abajo y viceversa. Luego, alterna la posición.
2. Acostado boca arriba, estira y flexiona suavemente sus piernas.
1. Acuéstalo boca arriba, y llama su atención con objetos de colores rojo, amarillo y verde. Haz sonidos graciosos o alegres para atraer su mirada.
2. Mueve el objeto despacio haría la derecha e izquierda, para que lo siga con la vista. Si no puede, ayúdalo moviendo suavemente su cabeza.
3. Haz sonar objetos cerca de sus oídos como campanas, cascabeles o sonajas. De frente o a la altura de sus ojos.
4. Siempre llámalo por su nombre.
5. Imita los sonidos que haga con un tono suave para animarlo a que continúe.
6. Observa la expresión de su cara y comunícale tus sentimientos de amor. Sonríe y háblale mientras lo atiendes.
7. Cárgale junto a tu pecho y cántale.