El estrés, el cansancio, la ansiedad, la ingesta de fármacos, entre otros factores, pueden interferir en nuestro patrón del sueño, afectando las horas y calidad de nuestro dormir. Pese a que experimentar estos episodios esporádicamente es algo normal, existe un número importante de personas que pueden sufrir un grado más de dificultad, interrumpiendo su descanso de manera permanente y afectando más de un aspecto de su vida.