En la mayoría de los casos de la enfermedad de Parkinson la causa del trastorno es oscura, se trata de un mal progresivo que afecta al sistema nervioso y tiene relación directa con el movimiento del cuerpo.
Esta se puede iniciar de manera muy sutil con un temblor leve en la mano o, en algunos casos, con rigidez muscular o disminución de movimiento, lo que va en aumento con el tiempo, junto con lentitud del movimiento, alteración del equilibrio y posibles cambios en el habla y la escritura. La alteración intelectual es un componente común pero generalmente es un déficit leve.
Si bien la enfermedad no tiene cura, existen medicamentos que pueden controlar los síntomas y otros tratamientos, dependiendo del paciente. Sin embargo, algo que es transversal a las personas que la padecen y sus familias es el shock que una patología como esta puede generar, ya que el desarrollo de los síntomas cambia la forma en que todos deben enfrentarse a la vida.
“Las personas que sufren de esta enfermedad necesitan contar con una red de apoyo importante, porque su vida cambia. Es importante no limitarlos, informarse bien de la enfermedad y contar con todos los recursos necesarios. Pedir ayuda y asesoramiento”, explica la psicóloga de Clínica INDISA, María Susana Abarca.
Algunos pequeños ajustes en la rutina que se pueden lograr son:
• Organización de horarios: si se cuenta con varias personas dispuestas a ayudar en el tratamiento del paciente, es bueno dividir las tareas y organizar entre todos un horario flexible, de esta manera nadie se verá sobrecargado ni dejado de lado.
• No culpar a nadie: van a haber momentos tensos, donde no todo va a salir bien, ya que no controlamos lo que ocurre en nuestras vidas, menos con una enfermedad como esta. Cuando algo salga mal, no hay que buscar a un culpable, sino una solución y seguir adelante, ayudando siempre a que todos permanezcan unidos.
• Validar los sentimientos: al vivir una enfermedad degenerativa como el Parkinson muchos sentimientos pueden venir: pena, rabia, frustración, enojo. Estos deben ser validados, escuchados y luego de haberlos sentido, dejarlos ir. Los sentimientos existen por algo; no debemos quedarnos estancados, pero sí permitirnos sentir.
• Terapia familiar: para quienes quieran contar con más apoyo, en INDISA hay un equipo de profesionales dispuestos a recibir a las familias y a brindarles un apoyo que les ayudará a canalizar la comunicación de mejor manera, así como a solucionar sus inquietudes.