Los niños también se estresan

La sociedad competitiva, el poco tiempo y el creciente número de responsabilidades, ya no solo afecta a los adultos sino también a los niños. El estrés escolar es una enfermedad a la que debemos estar atentos.

El principal motivo radica en que el niño se ve a sí mismo como incapaz de hacer lo que se le pide. De la mezcla de exceso de actividades, presión de los profesores, más presión de los padres, no resulta nada bueno.

Un exceso de deberes supone una gran frustración para un niño que quiere terminar la tarea asignada, pero ve cómo lo sobrepasa y el cansancio no lo deja seguir. De hecho el rendimiento empeora si a la jornada escolar se le suma demasiado tiempo para los deberes en la casa, que es lo que pasa hoy, dejando poco tiempo para compartir en familia.

“No existe justificación para que un niño dedique tantas horas de su tiempo en casa a hacer tareas muchas veces en forma mecánica, y que difícilmente fomentan competencias sociales”, explica la Dra. Elisa Reyes, psiquiatra del niño y adolescente de Clínica INDISA.

Lo primordial para prevenir y manejar el estrés escolar es mantener un ambiente hogareño y escolar sano, un balance entre descanso, actividad física y tareas, y una nutrición balanceada y en horarios específicos.

¿Cómo saber si tu hijo está estresado? Estos son algunos síntomas:

• Agresividad o irritabilidad más allá de lo normal.
• Problemas para dormir.
• Disminución del rendimiento escolar.
• Frecuentes dolores abdominal y/o de cabeza.
• Llanto sin motivo.

Los padres que detectan este problema deben descifrar la causa y para eso hay que remitirse a las vivencias de los últimos seis meses, buscando posibles cambios que les hayan afectado. Para eso hay que tener en cuenta que los estímulos estresantes son subjetivos, y el hijo podría estar sobrepasado por situaciones que para uno no tienen importancia.

Los padres tienen un papel decisivo al tratar el estrés de sus hijos; por eso deben velar porque se sientan más tranquilos:

• Pregúntale cuáles son sus miedos y preocupaciones, y explícale lo que le pasa.
• Fortalece su autoestima.
• No lo retes por tener ese comportamiento.
• No uses el castigo, sino los refuerzos positivos.
• Incentívalo a hacer ejercicio físico.