Traumatología de Cadera y Pelvis

Es una patología degenerativa muy frecuente, que consiste en el desgaste del cartílago articular. El dolor se localiza en la región de la ingle y puede irradiarse por el muslo y la rodilla.
Dentro de sus causas destacan deformidades no tratadas de la cadera, alteraciones en el desarrollo de la cadera (displasia, epifisiolisis, enfermedad de perthes), traumatismos antiguos de la articulación y también artrosis primarias, donde no existe una clara explicación de su aparición. Puede comenzar como un dolor tolerable, pero luego podría avanzar hasta una rigidez articular con incapacidad funcional y compromiso de la calidad de vida. Según estos síntomas puede tratarse en forma conservadora, con medicamentos y kinesiología, o quirúrgica a través de una prótesis de cadera.

Corresponde una deformidad de la cadera que progresivamente va provocando un daño articular. Es una consulta frecuente de dolor en pacientes jóvenes, sedentarios o deportistas, que se presenta tanto en actividades de vida diaria como en relación a las actividades deportivas. El dolor se localiza generalmente en la región de la ingle y puede irradiarse por el muslo y la rodilla.
Los síntomas pueden tratarse con analgésicos y kinesiología, pero el tratamiento definitivo se realiza a través de una cirugía denominada artroscopía de cadera, intervención mínimamente invasiva que entrega excelentes resultados en el control del dolor, recuperación funcional y retorno deportivo precoz. .

Es una lesión muy grave que afecta al segmento más alto del fémur y que requiere siempre un tratamiento quirúrgico. Puede presentarse en adultos mayores con mecanismos de baja energía y en pacientes jóvenes con traumatismos de alta energía. Dentro de las alternativas quirúrgicas destacan las prótesis de cadera y las osteosíntesis (clavos endomedulares y placas), las cuales serán indicadas caso a caso según la ubicación y configuración de la fractura. Todas éstas tienen como finalidad permitir que el paciente vuelva a caminar al día siguiente de la operación. Idealmente deben tratarse dentro de las primeras 72hrs, lo que permite disminuir complicaciones y entregar mejores resultados funcionales.